*** YO EXISTO ***



Ostracita
Amigos, hermanos, Ostracita de Ganímedes con vosotros.

Donde yo existo, nada más existe. Esta afirmación puede parecer una incongruencia, pero si continuamos con nuestra exposición y en la medida en que vayamos desarrollando el tema, puede que todo quede relativamente clarificado.

Si decimos, para nuestros adentros: “-Yo existo, pero todo lo demás no”, es perfectamente posible que no nos equivoquemos. Porque todo lo demás tal vez es únicamente ilusión. ¿Con qué ojos observo la vida a mi alrededor? Por supuesto con los de mi mente que, auxiliada por los órganos de la vista, el oído, el olfato, el gusto, y el tacto, me acercan ¡y de qué modo! a la naturaleza de todas las cosas.

En el supuesto de que los seres humanos careciéramos de tan eficaces cinco sentidos, no podríamos reconocer nada de este mundo y, por consiguiente, nada nos sería familiar, excepto nuestro propio pensamiento.

Cierto que, desprovistos de tan preciosos órganos sensitivos, nuestra existencia se recluiría en la intimidad de nuestro propio pensamiento. Pero aun así queda bastante claro que no por ello dejaríamos de existir. Por consiguiente, podemos continuar razonando de este modo:

“-Si todo existe, o al menos así me lo hacen creer mis sentidos, sin ellos, ¿qué sería de mí? Para agregar que, sin mis cinco sentidos, podría llegar a creer que soy el único ser de la Creación.”

Avanzando por este proceso de reflexión, concluiría que sin mis cinco sentidos: SOLO EXISTIRÍA MI PENSAMIENTO.

Intentemos pues averiguar por qué existimos, aunque no seamos más que una muy pequeña parte de lo que al parecer es, o representa la vida.

Para empezar, digamos que si somos una parte del Todo, lo que equivale a una porción del Conocimiento Total, es lógico que a un nivel mental o físico, solo podamos aclarar la parte que conocemos o que nos es permitido conocer.

No obstante, vale la pena aclarar que la verdadera razón de cuanto ven nuestros ojos físicos y perciben nuestros sentidos, responde a una única razón: EL PENSAMIENTO.

Así que, mejorando decididamente nuestro modo de pensar, esto es, con auténtica sinceridad, que no a medias persiguiendo unos bienes materiales o de interés (el interés para quién quiera especular, por supuesto) alcanzaremos mayor comprensión.

Sin embargo, la constancia puesta en el pensamiento positivo nos va a permitir alcanzar nuevos horizontes mentales; esto es, conocer otros estados psicológicos que están en nosotros y que por el momento ignoramos.

En base a una eficaz gimnasia mental, puede accederse felizmente a la conexión de nosotros como cuerpos físicos y a nosotros, también, como cuerpos espirituales. Somos la “chispa” desprendida de un pensamiento energético, que podremos denominar Absoluto, pero que en realidad gracias a estas chispas divinas que somos, podemos despegar de la materia con solo conectar el interruptor adecuado, aquel que denominamos: AMOR.

Lo que nos lleva a pensar que podremos llegar a saber quiénes somos. ¿Una chispa divina? Probablemente. Ahora, nos falta saber el porqué.

Figuradamente, somos únicos. Mas, precisemos, solo en el supuesto de no disponer de nuestros preciosos cinco sentidos físicos, claro.

Pudiendo añadir, que cada ser humano es un mundo, porque se crea con él un estado de consciencia diferente.

Esta última definición, que de forma un tanto abrupta hemos expuesto, nos puede servir, aplicando la abstracción (único vehículo posible con que traspasar la barrera física del pensamiento tradicional) para reforzar la idea de que somos una chispa de la ENERGÍA CREADORA.

Con las necesarias dosis de abstracción, fruto de una humilde y recogida meditación, llegaremos a intuir que somos parte de la Creación misma, de igual forma que una gota de agua lo es respecto de un ancho mar.

Si creemos existir en este plano físico es, obviamente, gracias a nuestra preciosa mente. Porque justo es reconocer que disponemos, en propiedad temporal, de un perfecto robot de carne y hueso que ciertamente nos hace más fácil, por lo accesible, la permanencia en esta nuestra etapa tridimensional.

A su vez, también habremos de reconocer que, por este mismo motivo existencial, vivimos inundados de sensaciones materiales. ¡Son tantos los estímulos que recibimos del exterior, que casi nos hacen perder la exacta realidad de nuestra existencia!

¿Será que solo reconocemos el espacio curvo que es nuestro hábitat terrestre y, en nuestra ignorancia, vamos dando vueltas y más vueltas inconscientemente, como en una noria o tiovivo de una atracción de feria?

Resulta una lastimosa pérdida de oportunidades, dejarse llevar por la inercia o por la fantasía de las máscaras y muñecos que, en ciclos uniformes, aparecen y desaparecen de nuestro espacio visual o sensual.

Así, nos sumergimos en un sueño irreal que parece placentero, fácil, sin problemas aparentes, pero que en sí mismo encierra una trampa fatal: la pérdida progresiva de la debida consciencia de nosotros mismos, lo que equivale a decir, negarse a uno mismo la libertad.

¡Aunque solo sea por unos breves instantes, detengamos el tiovivo mental en el que estamos inmersos!

Seamos decididos y desconectemos de esa ilusoria plataforma que es nuestro accionar rutinario y por demás pleno de estímulos sensuales…

Seamos espectadores conscientes de esa rueda que gira sin parar yendo a ninguna parte…

Seamos realmente espectadores de la vida, y actores al propio tiempo, que es lo mismo que decir ser conscientes de ella…

Valoraremos objetivamente y sin ambages, la forma con la que se vale el medio para hacernos danzar al son de su música ilusoria. Unas
veces alegre, otras agridulce y en ocasiones de gran dureza. Aunque también es cierto que si nos ponemos a escuchar debidamente, la vida puede ofrecernos música profundamente evolucionista.

Sin duda alguna, algo de somnolencia ronda por nuestra mente. Por ejemplo, si alguien nos invita a meditar y, además, nos dice que con un pequeño esfuerzo de voluntad uno puede llegar a conocerse mucho mejor interiormente, y con constancia tal vez se pueda “sobrevolar” el tiovivo que es nuestra repetitiva existencia, y de esta forma, algún día, poder explorar conscientemente nuestro personal espacio psicológico y llegar a ser dueños de nuestro propio destino, seguro que la duda y la desconfianza en un principio nos asaltarán.

La mente de muchos se cerrará, con toda seguridad, ante tamaña “elucubración”, temiendo que lo que se les propone es, seguramente, un camino plagado de incertidumbre y fanatismo. Por supuesto, muchos, como marionetas, considerarán un fastidio idea tan “peregrina”, como lo es una invitación a reflexionar sobre la trascendencia del pensamiento.

Por el contrario, si alguien nos regala una entrada para el teatro o partido de fútbol o para asistir al concierto de un músico famoso, o nos invitan a una barbacoa, es muy probable que en estos casos aceptemos de inmediato todas las veces.

Y así, dejándonos llevar por las impresiones de nuestros sentidos, nos olvidamos de algo muy importante: el final de la materia es su depreciación total.

Vale la pena insistir sobre la verdadera cuestión de este mundo material. Es cierto que hemos conseguido aprender mucho acerca de lo que nos rodea, tecnológica y científicamente hablando. Pero en realidad ha llegado ya la hora de que investiguemos, decididamente, en nuestro mundo interior. Solo así lograremos saber algo más de nuestra existencia real.

Es importante que razonemos sobre todo ello más profundamente.

En caso contrario, lo normal es que, fatalmente, terminemos como aquí empezamos, siendo materia.

Amor.  
Ostracita.




 

Comentarios

Entradas populares de este blog

“VINISTE DE LAS ESTRELLAS, ¿LO RECUERDAS?”

LOS CAMINOS QUE CONDUCEN A LA VERDAD SON INFINITOS

CÓMO LLEGAR AL PUNTO DE EQUILIBRIO, DONDE UNO TRASCIENDE.

LAS SOCIEDADES ARMÓNICAS

2014 - UN AÑO CRUCIAL PARA EL DESARROLLO DE VUESTRAS PERSONAS