CÓMO LLEGAR AL PUNTO DE EQUILIBRIO, DONDE UNO TRASCIENDE.

“DONDE UNO SE ENCUENTRA CONSIGO MISMO, SU ESENCIA”.

Shilcars
Amigos, muy buenas noches soy Shilcars.
Es un placer estar con vosotros nuevamente. Espero que la
velada sea interesante a la vez que productiva. Y en este aspecto,
quisiera añadir que podemos ir aprendiendo del amor de la misma
forma que el amor aprende de nosotros, porque, en el fondo, es un
sistema retroalimentario que indudablemente proporciona una
sabiduría que, en un contexto adimensional, repercute en el
florecimiento de nuestro espíritu.
Sin embargo, también es preciso señalar que no únicamente
vamos a aprender a través de lo que aquí se diga, de los debates, o
bien del sumario que poco a poco iremos desgranando en ésta y
sucesivas etapas, sino que iremos aprendiendo también y asimilando
en función de nuestro grado de interiorización. Es importante que
sepamos ver más allá de nuestro pensamiento racional, de nuestra
mente tridimensional, de nuestros esquemas, porque más allá de todo
este conglomerado holístico existe un mundo infinito de percepciones,
de objetividad, por cuanto en él se halla la realidad absoluta. Es más,
me parece interesante que analicemos la cuestión en base a nuestra
propia capacidad de interpretación, porque si bien es un hecho que
todo el conocimiento se halla a nuestro alcance, también lo es que
nuestra propia capacidad de asimilación necesitará de un aprendizaje.
En este aprendizaje se halla la voluntad, el anhelo, el servir a los
demás, el conformarnos con lo que la vida cada día nos está dando y
en este punto también debemos tener en cuenta que la vida no
siempre nos da aquello que pedimos, aquello que creemos necesitar,
sino que la vida en su inteligencia infinita nos da aquello que mejor
nos puede ayudar en este deambular evolutivo.
Entonces también comprenderemos que las dificultades forman
parte de este deambular, de ese caminar hacia el infinito, de ese
mundo infinito de percepciones y de realidades, pero que a cada uno
de nosotros nos toca un determinado escalafón. Y es bien cierto que
este escalafón formará parte de nuestra propia capacidad de
asimilación, de un intelecto superior. En realidad el conocimiento de
las cosas tridimensionales con una mente determinista puede
favorecernos en un deambular, en un trabajo físico, en nuestra
empresa, en nuestros negocios, en nuestras relaciones sociales. Pero
en el fondo esto es una simple excusa para que nos entretengamos en
un proceso tridimensional, en un mundo visible, en un mundo
adornado por la secuencia egoica para que equilibremos nuestro
interior y sea capaz para trasladarse hacia esos otros mundos en los
que la conciencia plena se halla sumida en un mar de realidad.
Entonces comprenderemos también que la vida, este transcurrir
diario en el que nos parece eterna, por cuanto está medida bajo un
parámetro tridimensional, con unas recurrencias que casi siempre
terminan en lo mismo, es decir, en la pregunta que el ser humano se
hace cuando ya, en una época avanzada de su vida, se pregunta si
acaso habrá valido la pena todo el esfuerzo realizado y si en el fondo
habrá servido a su propio espíritu en ese camino evolutivo.
Es entonces cuando debemos preguntarnos, no al final sino
ahora, en estos momentos y en estos instantes, si realmente nuestra
vida vale la pena vivirla de la forma en que la vivimos. Si en realidad
estamos conformes con nuestra actual forma de vida, con nuestras
necesidades cubiertas, sin una mira más allá del mundo visible,
entonces tendremos que convenir que estamos de acuerdo y poca
cosa habrá que añadir a ello. Porque el principal objetivo de nuestra
existencia aquí en esta tercera dimensión es el respeto por el pleno
libre albedrío de cada uno.
Sin embargo, si esa pregunta que nos hacemos algunas veces
sobre si nuestra existencia vale la pena haberla vivido y vivirla y sus
consecuencias nos llevan a la conclusión de que no hemos
aprovechado convenientemente o adecuadamente ese caudal de
energía que nos inunda para favorecer ese camino evolutivo, entonces
será el momento de aplicarnos debidamente. Entonces sí que
podemos añadir alguna referencia, entonces sí que podemos ayudar a
través de nuestras conversaciones Interdimensionales.
Si por el contrario estamos añadiendo a nuestra vida únicamente
un control para a la seguridad de nuestras vidas, de nuestro cobijo, de
nuestras necesidades materiales, y únicamente nuestra mente está
centrada en ello entonces, sencillamente, estaremos perdiendo un
precioso tiempo.
Amigos, creo que es el momento de hablar claro, sinceramente,
como amigos que en otros lugares adimensionales fuera de este
tiempo y espacio hemos dialogado abiertamente y hemos llegado a
conclusiones muy interesantes. Amigos pues, sí que os sugiero que
hablemos en primer lugar de nuestra existencia aquí ahora y
valoremos cada uno de nosotros en nuestro propio interior si vale la
pena vivirla, como la vivimos o en otro caso sí valdría la pena vivirla de
otro modo.

Entiendo que existen ciertas dificultades para a llevar a cabo un
trabajo diario de introspección, de observación para comprender
mucho más a fondo el resultado de nuestra actitud, de nuestras
acciones, de nuestra existencia. Sin embargo también cabe destacar
que la vida podremos vivirla más intensamente si nos religamos en
nuestro interior a través de nuestro conocimiento interior, observando
paulatina y progresivamente como vamos reaccionando ante la
ingente entrada de pensamientos que inundan nuestra mente y que
a veces no nos dejan ver el bosque de nuestro pensamiento interior.
Y es porque los momentos de cambio están llegando, han llegado ya.
Y habrán ultimado un último requisito cuál es la contemplación.
Contemplaremos nuestra existencia como si de un espejo se
tratara, hablaremos a través de nosotros mismos, pero, en el fondo,
estaremos participando a los demás de ese conocimiento que, en la
medida en que nuestro intelecto vaya descubriendo esos resortes
ocultos, se irá transparentando hacia una realidad mucho más
objetiva. Intentaremos también comprender la reacción ante la ingente
información que de alguna manera intenta trastabillar nuestra
concordancia, nuestro contexto de interiorización y nuestro estado
contemplativo; comprenderemos también el por qué nos asusta
el futuro, el por qué nos asustan las enfermedades, la vejez,
la ruina etc. etc.

Comprenderemos, en el fondo, que estamos invadiendo un
espacio material. Sí, digo bien, invadiendo un espacio material físico
de tercera dimensión, porque, en el fondo, nosotros todos somos
forasteros. No nos pertenece ese lugar aquí y ahora. Es tan sólo un
tránsito para recomponer estructuras y mejorar arquetipos mentales
ampliándolos. Ese momento es el del examen interior, para
comprender a viva voz, esto es, a través de una realidad subjetiva,
cuán largo es ese camino, y cuán costoso a la vez, del tránsito
espiritual. En ese mundo que estamos ahora podemos llegar a
comprender todo el proceso o camino que nos falta para seguir
en ése camino evolutivo.
Comprenderemos también nuestra real situación, y es aquí
donde hallaremos la comprobación exacta de nuestra ubicación
en ese mundo holográfico, pero no para quedarnos eternamente
anclados en este pensamiento, sino para arrancarnos
definitivamente hacia las estrellas.
Efectivamente, el avanzar significa un destacar en algún
determinado punto de nuestro recorrido. Y las mentes anquilosadas
en un planteamiento arcaico, que establecen una síntesis de cómo
debe ser el funcionamiento grupal de la humanidad, se sienten como
marginadas y, en el fondo, es un encubrimiento del propio ego, del
miedo. Nadie quiere cambiar por un sentimiento utópico, nadie quiere
variar sus estructuras si estas, de alguna forma, le permiten avanzar
a este nivel tridimensional.
Por eso se necesita un doble esfuerzo: vencer la propia inercia
del individuo al cambio, y también, vencer la propia inercia de una
masa determinada, que estableciéndose en unos arquetipos
determinados, también aunque arcaicos, pueden hacernos
retroceder o retrasar el paso.
Por eso hablo también de que es necesaria la auto observación
de que, como individuos, debemos religarnos con nuestro propio ser.
Somos nosotros mismos quienes vamos a decidir nuestra vida, no los
demás. Los demás, si acaso, actuarán en correspondencia a sus
propios intereses personales a su intuición. Nosotros no debemos
reflejarnos en el espejo de esa masa uniforme, gris, que, en el fondo,
no entiende planteamientos, determinados planteamientos evolutivos.
Nosotros debemos respondernos a nosotros mismos, cada uno en la
intimidad, y si es preciso, actuaremos en grupo para poder contrastar
ideas y pensamientos, para poder dialogar, hablar, discutir si es
preciso y aclarar cuestiones. Pero indudablemente el trabajo interior
lo debemos realizar cada uno de nosotros y entonces sí que
verdaderamente nos daremos cuenta que los demás aún que nos
afecten en sus planteamientos, en sus pensamientos, en sus
reproches, en sus críticas, poca mella podrá haber en nuestro
sentimiento, si éste es puramente objetivo de realización
trascendental.
Estamos hablando de un proceso y tridimensional que nos va
a servir para catapultáramos hacia esos mundos por ahora
desconocidos por nuestra mente tridimensional. Pero esos mundos
desconocidos, lo son por nuestra obcecación en identificarnos
plenamente con las historias pasajeras diarias, o en etapas
determinadas que se nos acercan a nuestra mente y nos privan
de la contemplación de nuestro reflejo interior.
Así pues, en la vida diaria podemos ir añadiendo comprensión.
Pero debemos tener en cuenta también que nuestros pensamientos
de animadversión, de miedo, de insuficiencia y, a la vez, de
oscurantismo, son sólo pasajeros. Y debemos entenderlo porque, una
vez superados estos inconvenientes, el mundo se nos abre de par en
par y nos ofrece a todos, sin distinción, el conocimiento interno, el
conocimiento de la sabiduría y en él estamos todos incluidos.
Shilcars.




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