EN TIEMPOS DE PAZ Y TRANQUILIDAD
En tiempos de paz y tranquilidad, nos dormimos profundamente.
En tiempos de paz y tranquilidad, todo nos parece posible 
y nos olvidamos del más necesitado, que somos nosotros mismos, 
eso es, nos olvidamos de nosotros mismos. 
-Shilcars-

Queridos amigos, hermanos, atlantes todos, muy buenas tardes
noches, soy Shilcars del planeta Agguniom.  
Todos aquí reunidos esperando no se sabe qué. Pero tal vez con
atención tengamos respuesta a ciertas incógnitas. Lo cierto es que del
diálogo, de la interrelación entre unos y otros siempre sale a la luz, cual
destellos de inspiración, aquello que puede hacernos reflexionar y también,
cómo no, modificar a veces nuestra postura y también nuestra forma de
pensar de cara al futuro.
Sin embargo, es necesario primero que estemos dispuestos a escuchar, 
a oír en nuestro corazón y, cual eco, se expanda hacia todos los corazones 
de buena voluntad. Y con ello se consigue, indudablemente, la interrelación, 
la comunión, y el alimento de todos nosotros a nivel espiritual. 


No hay mejor manera para evolucionar que hacerlo en compañía, en
unión, tratándose los temas en común. Sabiendo que todos estamos en el
mismo nivel y que, cuando avanzamos un grado, lo hacemos todos de igual
forma. Además, muchos inconscientemente, pero lo hacen. Avanzan.
No podemos vislumbrar un futuro, si el presente no lo contemplamos
con unidad, con ilusión. Y el presente en el que estamos ahora, en este aquí
y ahora, podríamos preguntarnos también si nos interesa un presente de paz
y tranquilidad o un presente movido y de acción.

También podríamos pensar que en esas épocas de tranquilidad y paz,
nuestro sentimiento más profundo de evolución queda ahogado por lo
superfluo. 
En tiempos de paz y tranquilidad, nuestro ego se atreve a asomar su
cabecita por nuestra mente y hace a su antojo. 
En tiempos de paz y tranquilidad, es más difícil hallar ese punto de
unión con la adimensionalidad, ese punto cero, ese punto de equilibrio.
Efectivamente es más difícil, pero no imposible.
En tiempos de paz y tranquilidad, nos dejamos engañar de alguna
forma con nuestro exterior. Nos comparamos con nuestros congéneres y
queremos ser iguales, porque en el fondo añoramos esa igualdad, pero
desenfocamos el tema muchas veces. Y esa igualdad, igual a hermandad, se
transforma en una igualdad material, ficticia.
En tiempos de paz y tranquilidad, cuando nuestros bolsillos están
llenos de dinero, nuestras cuentas corrientes rebosan, o bien nos dan dinero
a un interés, que para el caso es igual, somos capaces de llevar a cabo
empresas de “envergadura”, entre comillas. 


Lo primero es igualarnos con el vecino, tener su mismo coche,
disfrutar de las mismas vacaciones en la playa o en la montaña, ir a los
mejores colegios nuestros hijos, comprar las mejores prendas y calzado…
Y así nos igualamos, pero así también nos empeñamos en todos los niveles.
En tiempos de paz y tranquilidad, todo es alegría, todo es ilusión en
busca de la añorada fortuna, de esa arca que nos permita la libertad y
sentirnos importantes. La importancia que lleva consigo el poseer. Y
cegamos nuestros ojos a la búsqueda de la espiritualidad, porque “esa no da
dinero”, “esa no nos permite igualarnos”, “esa en según que círculos
sociales no queda bien, no es presentable”.
En tiempos de paz y tranquilidad, nos dormimos profundamente,
podríamos decir que en los “laureles”. Aunque tampoco sería exacto decirlo
así, porque cuando uno se duerme en los laureles es porque ha alcanzado
cierta notoriedad, y este no es nuestro caso. 
Alcanzar notoriedad, ser distintos, tal vez creyéndonoslo,
equivocadamente, porque disponemos de mas recursos, porque aguzamos
el ingenio y conseguimos lo mejor o lo mismo que el vecino, eso no
significa nada, eso no es progreso. Por lo tanto, ni dormidos en los laureles
podríamos decir que hemos llegado. 

En tiempos de paz y tranquilidad, todo nos parece posible y nos
olvidamos del más necesitado, que somos nosotros mismos, eso es, nos
olvidamos de nosotros mismos. Y subimos a una noria que gira y gira sin
cesar, y no lleva a ningún sitio, tan solo al fracaso y a la involución, porque
en este punto llega la entropía.

En tiempos de paz y tranquilidad, nuestra réplica genuina busca
soluciones para el despertar y, cuando no las encuentra a través de ese 
auto esfuerzo, de esa energía interna divina, que dispone a raudales el ser
humano atlante, no tiene otra solución que crear el desconcierto en nosotros.
En tiempos de paz y tranquilidad, pues, tiene que llegar
necesariamente el momento en que terminemos de dar vueltas a esa noria 
reflexionemos profundamente sobre el estado, somnoliento estado, de
nuestro pensamiento. 
Y como que es una solicitud muy profunda, aunque inconsciente,
nuestra réplica, eso es, nosotros mismos en la realidad de nuestra divina
presencia, paramos. Paramos esa rueda vertiginosa y absurda y se nos
presenta ante nosotros un muro. Un muro que puede ser bajo, alto o
altísimo, y ello estará en función de la necesidad de esfuerzos que
habremos de hacer para superarlo. 


De ahí viene el desgaste físico, de ahí vienen las depresiones, de ahí
vienen las enfermedades. Y como males menores la crítica situación
económica, la dificultad de obtener dinero. Y como mínimo más aún, la
ruina económica.
Entonces, cuando vemos todo este panorama, cuando por nosotros
mismos no somos capaces de dar un giro al timón y enfocarnos
verdaderamente hacia el norte de nuestra real existencia, y cumplir así el
objetivo por el que hemos venido aquí, nos llegan la dureza, la inseguridad,
la precariedad…
Y todo ello, ¿para qué? Ahora creo que lo entendéis, pues para que
nos demos cuenta que estamos plenamente dormidos cuando existe la paz y
tranquilidad. 


Y esto es así en un mundo dual, en un mundo 3D. Por eso, en más de
una ocasión Shilcars os ha dicho que observemos plenamente nuestra
actitud, que estemos despiertos además y, cuando pensemos que todo va
bien, pues no será tal vez así, y es que no todo irá bien.
Y cuando pensemos que todo va mal, pues reflexionemos
profundamente también, porque puede ser que tengamos la oportunidad de
enfocar nuestra vida hacia la espiritualidad. Que es lo único, repito e
insisto, lo único que vale la pena enfocar debidamente, lo demás es
importante o será necesario, pero es secundario. 

Amigos, hermanos, os mando mi bendición. Amor Shilcars



Comentarios

Entradas populares de este blog

“VINISTE DE LAS ESTRELLAS, ¿LO RECUERDAS?”

LOS CAMINOS QUE CONDUCEN A LA VERDAD SON INFINITOS

CÓMO LLEGAR AL PUNTO DE EQUILIBRIO, DONDE UNO TRASCIENDE.

LAS SOCIEDADES ARMÓNICAS

2014 - UN AÑO CRUCIAL PARA EL DESARROLLO DE VUESTRAS PERSONAS