LA TRAYECTORIA VITAL

“Nos parece que utilizando el intelecto,
mucho más que la intuición,
logramos avances que pueden medirse
en un valor material, y de hecho así es.”
Shilcars

Queridos amigos, hermanos, atlantes todos, buenas noches, soy Shilcars del planeta Agguniom.
Todos en la vida esperamos algo. Constantemente esperando a que llegue ese momento de la verdad, de la realidad. Mientras tanto, buscamos afanosamente la forma de acelerar un proceso, que es el del descubrimiento.
Eso sí, de forma inconsciente, porque conscientemente, digamos a este nivel de pensamiento 3D, nos preocupamos mas de la vida que nos envuelve, de mantener nuestro cuerpo en debidas condiciones… Y si acaso hemos llegado a formar una familia, procuramos que esta pueda vivir y experimentar debidamente.
Es entonces cuando, inesperadamente, aparecen las pruebas, las pruebas de nuestra real situación. Y aparecen ante cada uno de nosotros en función de nuestras capacidades y de la forma conque habremos sabido maniobrar nuestra nave particular, nuestra propia nave mental.
Unas veces, movidos por la inquietud de mantener un estatus social, otras porque nuestros hijos precisan alimento, cobijo, educación…, otras porque nuestro compañero o compañera nos exige, de alguna forma, una determinada actuación y con ello actividad. Y sería muy largo, casi infinito, explicar aquí y ahora los diferentes motivos por los que nos movemos en este mundo tridimensional.

Todo es un proceso. Cuando jóvenes, tenemos unas inquietudes digamos de cierto tipo espiritual, aunque realmente no nos demos cuenta de ello. Creemos en la magia, en la ilusión, en que estamos viviendo en un mundo acogedor, realmente bello, y así es. Y así lo vemos en nuestra primera edad, en este caso vosotros, en este planeta Tierra.
En la medida en que la edad avanza, una serie de circunstancias y condicionamientos, sobre todo sociales, hacen que modifiquemos nuestro pensamiento y también nuestra actitud y trayectoria. Dejamos atrás esos pensamientos de ilusión, de magia, y nos abocamos en un mundo más denso.
Y nos damos cuenta que todo puede salirnos “bien”, entre comillas, si además de esa magia que forma parte de nuestra personalidad más intrínseca, le añadimos el intelecto, el pensamiento. Y nos damos cuenta, también, que con el estudio podemos ir avanzando en grados de conocimiento. Lo que de hecho nos procura un desarrollo mucho más evolucionado, intelectualmente, claro está, en relación a los demás.
Nos parece que utilizando el intelecto, mucho más que la intuición, logramos avances que pueden medirse en un valor material, y de hecho así es.
        
En este mundo, en algunos aspectos el individuo avanza cuando se procura una debida preparación, sobre todo cuando el perfil de la sociedad así lo exige. Y poco a poco, vamos cayendo en ese oscuro pozo del deseo, buscando, infatigablemente, pero a veces con cierta desdicha y desesperación, que nuestro intelecto nos procure todo aquello que ilusoriamente habremos creído que es lo que más nos interesa.
Pero llega un momento en que hay una lucha interna, fratricida, entre el pensamiento externo y el interno. Claro que goza de mucha más fuerza e intensidad el pensamiento interno. Y lo es de más intensidad precisamente porque es el que, de alguna forma, ha procurado nuestra estancia aquí, el desarrollo de nuestra existencia y el perfeccionamiento de nuestro pensamiento.
Ese tiene, indudablemente, mucha más fuerza e intensidad, ese pensamiento interno, más que el pensamiento externo, el pensamiento intelectual, determinista.

Por eso, a una determinada edad, después de haber procesado y experimentado una serie de facetas en nuestra vida normal, social, familiar, de amistad…, el pensamiento interno, esa réplica idéntica a la de la divinidad que todos llevamos dentro y que es, en definitiva, el motor de nuestro accionar aquí en esta 3D, nos pide imperiosamente, “pide”, entre comillas, porque no lo hace a gritos, sino a veces con el mensaje que leemos a través de los espejos humanos de nuestros hermanos, de cada uno de nosotros, nos hace ver, que aquí habrá de haber un cambio.
Más nosotros nos obcecamos en que el cambio lo procuremos a través de nuestra mente, del proceso mental, psicológico, no damos cabida a que existen unos parámetros de creatividad, unos accesos a la adimensionalidad, al mundo de la creatividad, al mundo de las ideas, al mundo perfecto.
Nos olvidamos ya definitivamente, a una cierta edad, que existe conexión con el mundo imaginativo, creativo, que es desde donde hasta ahora hemos ido atrayendo esas ideas de perfeccionamiento y aplicado, por lógica y determinismo, en el desarrollo de nuestra vida 3D.

Así, mientras hemos actuado con intuición, con imaginación, hemos obtenido de este mundo de creatividad, más allá de nuestra mente 3D, sus frutos y los hemos aplicado aquí. Y muchas veces, de forma espontánea hemos dado todo lo posible para el bien y el mejoramiento de todos los que nos rodean. Y siempre nos ha ido bien, o más o menos bien en función de un programa establecido en su momento.
Luego, cuando nos acostumbramos a la rutina en esa obtención de información, de ideas, y las aplicamos aquí en beneficio propio, solamente para nosotros, pensando que ahora ya es el momento de obtener nuestros frutos, que ya está bien de vivir de cara a los demás, con el pensamiento puesto en los demás, en el beneficio de la comunidad, entonces se cierran esos canales, se cierra la inspiración, la intuición. Y el hombre y la mujer dejan de ser creativos.

Claro que disponemos de un gran bagaje intelectual, de conocimientos adquiridos durante todo este tiempo de simultanear el mundo de la imaginación creativa. Pero no vemos más allá. Y creemos que siguiendo la misma tónica, vamos a obtener los mismos frutos, mas no es cierto: empezamos a crear lo que ya se ha creado en nuestra mente, empezamos a diseñar aquello que ya en su momento se diseñó, por lo tanto no estamos creando, estamos reproduciendo.
Estamos reproduciendo en definitiva algo que ya está hecho, por lo que de nuestras vidas, de nuestra mente más profunda, desaparece el hecho creativo y empieza el sistema rutinario.
Cuando esto último, a una determinada edad del individuo se lleva a cabo, el mismo empieza a perder capacidades. Ya no es tan brillante, ya las cosas no le funcionan tan bien, ya hay otros que en su lugar le superan, parece que en el horizonte mental se divisa el ocaso. Claro, cierto, el ocaso del ego, porque el ego no es creativo.
El ego es muy mañoso, muy productivo, muy trabajador, muy fiel, muy cumplidor, muy estricto, muy rígido, intachable en su conducta, pero no es nada creativo.
Así, el individuo ha pasado de la juventud a la edad adulta, y no ha sabido maniobrar correctamente su nave, su pensamiento. Ya no se produce en su cerebro esa función creativa, porque ha abandonado precisamente la clave para penetrar en el mundo imaginativo, creativo. Y se empeña en conseguir los mismos objetivos y se extralimita, y se cansa, se agota, enferma… Y, en el mejor de los casos, muere...
Shilcars.

Comentarios

Entradas populares de este blog

“VINISTE DE LAS ESTRELLAS, ¿LO RECUERDAS?”

LOS CAMINOS QUE CONDUCEN A LA VERDAD SON INFINITOS

CÓMO LLEGAR AL PUNTO DE EQUILIBRIO, DONDE UNO TRASCIENDE.

LAS SOCIEDADES ARMÓNICAS

2014 - UN AÑO CRUCIAL PARA EL DESARROLLO DE VUESTRAS PERSONAS