COMPARTIR SIN ESPERAR NADA A CAMBIO
  
"El saber es como una pirámide puesta al revés. 
Empieza en el cero y termina en lo interminable." 
"Melinus" 

Los caminos que conducen a la Verdad son infinitos. Y todos están a nuestro 
alcance. Y todos nosotros tenemos también energía para emprenderlos. Pero, con 
frecuencia, estamos demasiado atados al carro de la inconsciencia y esto nos mantiene en 
sumisión e indecisos. Puede también que temamos al qué dirán, presos en un monólogo 
interior: "No demos este paso. Todo el mundo nos contempla y si lo damos en falso nos 
mirarán de reojo y se reirán de nosotros, ¡qué vergüenza ser el motivo de jolgorio de los 
demás!"Y así, por ignorancia de nuestra real capacidad, y a veces por timidez, o por miedo 
al juicio de los otros, nos reprimimos. O nos damos a la desdicha o a la resignación. 

Es preciso no reprimir ni demorar el anhelo de profundizar en el conocimiento de 
la razón de nuestra existencia. Para ello hay que romper primero la barrera de prejuicios en 
la que estamos encarcelados. Soltemos de una vez amarras. El proyecto es audaz pero vale 
la pena convertirlo en realidad para experimentar una auténtica dicha. Aquella que ni 
reunidos los mejores científicos y filósofos del mundo sabrían definir. Porque es cosa tan 
íntima, tan sutil, que sólo en la profundidad del Ser puede medirse con exactitud.  

Somos verdaderas marionetas movidos por hilos invisibles. Sin embargo, hay un 
elemento común que marca los movimientos de nuestra mente a su antojo. Dicho elemento 
es el miedo. Superémoslo sin prisa pero sin pausa.  La mente se resiste siempre ante 
cualquier cambio. Es lógico, está programada para ello. Se limita a cumplir el programa 
establecido. La mente no tiene la culpa de nuestro  miedo a andar. Nos alerta porque 
desconoce el terreno. Nos advierte para que andemos con cuidado.  
Lo que la mente no comprende lo rechaza por sistema. ¿Qué le vamos a 
explicar a nuestra racionalidad, acerca del proceso mental por el que intuimos que existe 
algo más allá del mundo de nuestros sentidos? Es natural que la mente se resista a 
admitirlo hasta contar con pruebas irrefutables. Pero estas sólo se consiguen 
experimentando en otro plano. Digámoslo mejor, en otras dimensiones que están presentes 
aquí, entre nosotros, aunque no las podamos apreciar físicamente. No es de 
recibo aquello de "si no lo veo, no lo creo", pues como el pez que se muerde la cola, y por

mucho que se esfuerce, si no la suelta no avanza. Una buena utilización de la mente 
consiste en ponerla al servicio de la intuición, esa especie de estado de adivinación o 
clarividencia que actúa en lo más profundo de nosotros, y a la que se puede llegar por 
el camino de la meditación y reflexión serenas. Aunque no solo de meditar vive el hombre.  
También vivir es hacer camino dando la mano a alguien que nos necesita, y sin 
esperar nada a cambio. Compartiendo nuestro pensamiento con los demás permitimos el 
necesario y oportuno vaciado mental y, simultáneamente, con dicho acto despertamos 
conciencia poco a poco. Con Amor. Melinus 


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