CON PACIENTE HUMILDAD, SE DESCUBRE EL MUNDO QUE NOS RODEA, VISIBLE E INVISIBLE
Queridos
amigos, hermanos, buenas tardes os desea Shilcars del planeta Agguniom.
Sí, el miedo nos
atenaza siempre procurando que las ovejas se mantengan unidas, atadas,
prisioneras en el redil.
Es una composición
práctica de cómo evitar la propagación de la creatividad; manteniendo al rebaño
unido bajo la presión de unas barreras psicológicas y mentales, la humanidad se
establece en la sumisión.
Es una forma
también para que el medio controle la situación, la tropa no se desmande y tome
iniciativas que pueden terminar eliminando al propio medio controlador.
Aunque el
controlador no se elige, se autoelige, creyendo que su pensamiento, sus ideas,
son las mejores para aplicar a todo un colectivo, por lo que se ve, pendiente
de la señal autoritaria del líder. Cuando en realidad, y aunque el propio líder
se autoelija, en definitiva es la propia masa, el rebaño, que se deja conducir.
¿Por comodidad?
¿Por miedo? Pues verdaderamente por comodidad y por miedo, las dos cosas tienen
o pueden conjugarse en esta especial conformación.
¿Miedo tiene la
masa, el rebaño? Claro, efectivamente, todos los aquí presentes tenéis miedo. Y
precisamente por tenerlo os dejáis llevar y conducir hacia unos pastos que en
realidad no os corresponden.
Verdaderamente el
miedo nace en vosotros muchas veces, muchísimas. El miedo nace en vosotros
cuando insospechadamente descubrís que existe, más allá, un mundo nuevo. Un
universo que se contempla al igual que puede contemplarse aquí y ahora el
vuestro. Ahí nace ese miedo.
Y cual infantes
corréis desesperadamente a abrazar a vuestro tutor, a vuestro guía, a vuestro
líder, para que os proteja, os dé cobijo y conformidad. Así el miedo conforma
vuestras personas y circunstancias.
Reflexionad sobre
ello, os daréis cuenta, observaréis perfectamente que el miedo nace cuando se
descubre lo desconocido o al menos se intuye que existe. Y precisamente porque
lo descubrís cerráis de súbito vuestra verdadera vocación, dais la espalda a
vuestra mente, a su proyección trascendental y, como digo, os refugiáis en los
brazos de vuestro tutor, cuidador, guía, líder, jefe de la manada... Así, en
definitiva la masa, el rebaño, dócil y obediente, se tranquiliza.
Aunque no todos
los líderes, no todos los jefes de la manada, tienen las mismas intenciones.
Afortunadamente o desgraciadamente muchos de ellos lo son, se erigen, para
trasquilaros. Otros para que les sirváis de elementos energéticos para su
propia satisfacción egoica. Muchos de ellos se valen para explotar a esa masa
sumisa.
¿Y por qué lo
hacen? Lo hacen precisamente por vuestro miedo a descubriros. Verdaderamente la
razón de tantos cientos de miles de años de sumisión, de cobardía, de miedo a
conocer la verdad, se debe precisamente a que voluntariamente renunciáis a
dicha verdad o realidad y os conformáis con el día a día, con la rutina, con el
conocimiento intelectual, incluso profundo, pero del todo superficial, por lo
tanto de tercera dimensión.
Este conocimiento
que no va a ninguna parte, cuando os predisponéis al traspaso, porque este
conocimiento, aun y todo perfectamente delimitado, se pierde. Y se pierde
precisamente porque el conocimiento no
se asimila acumulándolo, sino sublimándolo.
Podremos hablar
largo y tendido de la sublimación de energías. De la transmutación, del plomo
de vuestra personalidad por el oro del espíritu. Pero ¿de qué serviría aquí y
ahora hablaros de ello, si en cuanto lleguéis a vuestros hogares os vais a
olvidar prácticamente de su totalidad, de una buena parte del mensaje, y vais a
continuar con vuestra rutinaria existencia? Y lo vais a hacer indudablemente
porque tenéis miedo a enfrentaros a vuestra propia realidad, tenéis miedo a
descubrir la verdad.
Y entonces, aquí y
ahora, Shilcars y todos los hermanos de la Confederación unidos, serían
incapaces de arrancaros un solo gramo para transmutar, de vuestra pesadez, de
vuestro plomo de la personalidad.
Aunque la
Confederación tiene mucha paciencia, esta es una virtud que hemos alcanzado,
mayormente por la humildad. La humildad nos ha hecho pacientes, y al igual que
la gota de agua es capaz de horadar una gran roca -con el tiempo, con
paciencia-, lo mismo, la actitud y accionar de los hermanos de la
Confederación, de los que me honro en pertenecer, vamos depositando pequeñas
gotas de conocimiento.
Pero somos
constantes, somos pacientes y no os mandamos un chorro a presión para ir más
rápidos, porque de nada serviría agujerear vuestra personalidad plomiza, porque
en el fondo nada descubriríamos. No serviría para nada ir más aprisa de lo
convenido. En cambio, lentamente, pacientemente, a lo largo de cientos de miles
de años, vamos refrescando vuestra memoria.
¡Cuántas y cuántas
veces nos hemos reunido aquí, en este tiempo, en este espacio simultáneo o en
mundos paralelos! ¡Cuántas y cuántas veces nos reunimos semanas, meses y años
en otro tiempo!
¿Para qué? Pues
precisamente para lograr pequeñas huellas en este plomo vuestro de la
personalidad, pequeñas muescas que quedan impregnadas en vuestra consciencia. Y
quedan no por nuestra presión, sino por vuestro esfuerzo en comprender. Y al
hacerlo transmutáis. Y en esa alquimia maravillosa y mágica vuestra consciencia
va despertando lentamente.
No obstante, el
miedo continúa en vuestros cuerpos. Y por qué no la comodidad. El medio os
dota, afortunadamente y por ahora, de una cierta comodidad, y no la queréis
perder. Nadie de vosotros se atreve a dar el paso, a dar este salto al vacío.
Y el medio se
frota las manos y dice para sus adentros: “Qué bien, continuemos así, esto
funciona, nuevas remesas de esclavos en el rebaño para nutrirnos. Está muy bien
que esta masa desconozca las claves de su liberación. Pobres de nosotros con
que se llegase a descubrir la verdadera realidad de todo ello.”
Así que abona el
medio dicha situación. Y el propio personaje, todos vosotros decís: “Sí, amo,
de acuerdo, tú me das alimento y cobijo. Y yo con esto tengo suficiente. ¿Para
qué me voy a complicar la vida yendo a descubrir algo que intuyo que pueda
existir pero en realidad me da miedo descubrirlo? Miedo al qué dirán, miedo a
equivocarme, miedo a que me equivoquen, miedo a perder mis posesiones, mi
fortuna, mis privilegios”. Y así todos contentos. Pero ¡ah! amigos, hermanos,
esto se acaba, el medio sabe que se acaba.
Y se anticipan a
todo porque desde su posición privilegiada, por su doble condición de magos y
guerreros, descubren a través del no tiempo, qué situaciones se preparan aquí
en este mundo. Y esta vez se dan cuenta de que va en serio, de que el teatro
está en su última etapa.
Descubren que ya
pronto va a despertar esa masa, ese rebaño. Se dan cuenta que existen grandes
inquietudes por el autodescubrimiento. Intuyen que esto es imparable y aplican
todo su saber y su magia para contrarrestar los efectos de este despertar.
Aunque saben que esto es un imposible, que lograrán retrasarlo un cierto
tiempo, pero que en verdad el tiempo se acaba y ya pronto se van a abrir de par
en par las puertas de la realidad de los mundos.
Y nosotros aquí
tan tranquilos, esperando la comida, esperando el cobijo, confiando en que el
queso lo hallemos siempre en el mismo sitio. Y así nos va, y así nos funciona
hasta que se acaba.
Y por otro lado se
canalizan todas las inquietudes de los más despiertos de esa masa en trabajos
que sirvan para distraerlos. Así a los pequeños o grandes despuntes
intelectuales y científicos, se les distrae con la gran golosina del
conocimiento.
Y sí, muchos de
vosotros seréis capaces de aportar grandes trabajos literarios, estudios
científicos inmensos en su volumen y en su calidad, que realmente lo serán, ahí
no queda ninguna duda. Pero vosotros, los intelectuales, vosotros los que
disponéis de conocimiento, ¿no será también miedo, ese miedo al que me he
referido para que hayáis escogido este proceso para escapar realmente de la
verdad, por miedo al autodescubrimiento? ¿Es que acaso el autodescubrimiento os
va a pedir una renuncia de todo lo que sabéis? ¿Eso es lo que pensáis?
Pues sí,
ciertamente es así. El autodescubrimiento, cuando se sigue y se experimenta y
se profundiza en él, con todo el amor del mundo, lo primero que pide es odres
vacíos. Claro, ahí está el miedo escondido, ahí está el miedo a perder vuestras
prebendas, a perder este conocimiento ilustrado, de mentes que han preferido
gastar su energía en un proceso del sabelotodo, a un proceso de paciente
humildad.
Porque el proceso
del autodescubrimiento es la renuncia a las prebendas. Renuncia a la intelectualidad
por sí misma, y un anhelo profundo, con humildad, con paciente humildad, para
descubrir el mundo que nos rodea, visible e invisible.
Y el mundo que nos
rodea, el mundo visible e invisible, visible por esos mundos paralelos
infinitos, e invisible a nuestros ojos físicos 3D, únicamente se alcanza con la
humildad, la paciencia y el anhelo ferviente de servir a los demás, sin esperar
nada a cambio.
¡Ah, qué difícil
es llegar a este punto, qué difícil renuncia, da miedo pensar en ello!
Efectivamente, ahí entra en juego el ego de la personalidad, y todos los aquí
presentes estamos, en este caso estáis en este proceso. Estáis
autodescubriéndoos y al mismo tiempo generando buenas dosis energéticas de
miedo.
Y así, amigos,
hermanos, no vamos a ir a ninguna parte, porque entraremos en una rutina, en
una constante rutina y la ley de entropía nos aplastará. Sí, efectivamente, nos
anulará como seres humanos en el camino del autodescubrimiento.
Por eso, con
paciente humildad, vamos gota a gota introduciendo en vuestro pensamiento esas
palabras, esas ideas para que por vosotros mismos las reflexionéis, las
maduréis y en el mejor de los casos transmutéis. Porque si no lo hacéis
vosotros aquí nadie, ni el más poderoso, podrá cambiar la voluntad de vuestras
personas.
Porque vuestras
personas, desde nuestro punto de vista, son verdaderamente inatacables, son
sumamente respetables, porque lo más importante que tiene el ser humano atlante
es la libertad. Y la libertad la anularíamos en vosotros insuflándoos el
conocimiento, dándoos alegremente, sin esfuerzo por vuestra parte, sin un
convencimiento puro, cualquier iniciativa que os permitiera la liberación, a
nivel técnico, mecánico o de salud.
Por eso
intentamos, por todos los medios, que por vosotros mismos decidáis lo que
queréis hacer. Por eso insistimos tanto y tanto, tantos años, cientos de miles
de años insistiendo en que debéis transformaros.
En este
paréntesis, en este mundo 3D estáis para ello, para transformaros, para
perfeccionar el pensamiento, para amaros y con ello la liberación. En espera
siempre de conscientemente abrazarnos, en cualquier espacio, en cualquier mundo.
Libremente y conscientemente, no como ahora que únicamente podemos hacerlo a
través de vuestras bellas y amadas réplicas.
Amor, Shilcars.
http://tseyor.org/
Amor, Shilcars.
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