LA NADA LA EXPERIENCIA DE LO INMANIFESTADO


 “LA NADA ES ESE ESTADO DE LIBERTAD QUE NOS PROPORCIONA 
NUESTRO PROPIO PENSAMIENTO.  ESE PENSAMIENTO PUESTO EN EL AMOR, 
EN LA NADA; EN ESE NO PENSAR QUE NOS INVADE Y TRANSPORTA.” 
 -Shilcars- 

-Sili-Nur- 
Podríamos empezar por ser conscientes de nuestra nada. De que nada 
somos, conocemos o sabemos. Y es que nada del saber puramente intelectual 
nos es del todo necesario ahora, en estos momentos, en esta época, si lo que 
anhelamos es subir por ese imaginario escalón vibratorio del despertar de la 
consciencia. 
Ignoremos, de alguna forma, pensamientos que puedan inducir a un 
afincamiento de la personalidad, a un reforzamiento del yo tridimensional, 
porque de algún modo estaremos dando alimento al ego. Esa masa egoica 
añadida a nuestra psicología, y que desvirtúa el pensamiento consciente y 
objetivo. 
Es indudable que el ser humano de esta generación necesita, en el 
cambio cósmico que se está generando y que ya es evidente a escala 
planetaria, una transformación profunda de sus estructuras mentales. Y 
mientras estas se apoyen únicamente en digamos muletas de pura 
intelectualidad, el avance va a resultarle muy difícil. 
Está bien que dispongamos de un vasto conocimiento sobre 
determinadas materias: matemáticas, física, química, biología… pero todo ello 
no es suficiente para el próximo salto evolutivo. Todo lo que alcanza nuestro 
entendimiento, que podemos tocar, oír, ver; todo lo físico y perenne, en cierto 
modo es relativo y por lo tanto ilusorio, maya. La realidad verdadera se 
encuentra en lo que aparentemente no existe, en lo “invisible” que no se ve y 
siente, y es porque está más allá de nuestros cinco sentidos. 
Trascendiendo mentalmente este espacio ilusorio, hallaremos la Nada. 
Pero, ¡oh paradoja!, en esa Nada recrearemos nuestra realidad. Una realidad 
en un movimiento continuo, rico en procesos mentales sublimes.


-Icotrem- 
EN UN ESTADO DE COMPRENSIÓN NADA EXISTE.
En realidad, nada existe donde no existe la dualidad. En cambio, es evidente 
que existe un pensamiento que puede trascender esa misma realidad absoluta 
y transformarse en un verdadero pensamiento objetivo, pero analizado bajo la 
perspectiva de un pensamiento subjetivo. 
Por lo tanto, hablar sobre conceptos ultrasensibles, del Fractal, de la 
cuántica, de la física nuclear o molecular y de los micromundos, es estar 
hablando de algo en el que no existen barreras para el pensamiento y, por lo 
tanto, para la realidad absoluta. Nos estamos refiriendo a la Nada. 
Por ello, los científicos que buscan la realidad conceptual verificándola en 
base de unos razonamientos, fórmulas matemáticas y científicas, teorías, 
cálculos algebraicos y altas cotas numéricas, deben encontrarse, forzosamente, 
ante la disyuntiva de creer que lo que están percibiendo a través de su 
comprensión, es más la apariencia de las cosas que su propia esencia. 

También podríamos pensar que si nada existe más allá de nuestro 
pensamiento, si el propio pensamiento no existe en un mundo de realidad 
absoluta o trascendente, ¿para qué iba a ser necesario luchar, esforzarse y 
aplicarse en la evolución del pensamiento? Bajo este punto de vista sería 
absurdo aplicar esfuerzos y dotar recursos a descubrir que la realidad de 
lo que estamos buscando es tan solo la Nada. 
Aunque un fenomenal absurdo sería creer que la Inteligencia, el Don de 
la Creatividad, el Pensamiento que de alguna forma nos ha creado y 
distribuido por este espacio y por otros muchos miles de espacios, por no 
decir millones de millones de espacios paralelos al nuestro, hubiese errado 
su percepción o su propia perfección hubiese sido errónea, al permitir que 
pudiésemos pensar, para llegar a la conclusión de que no existe ni nuestro 
pensamiento, ni nada que se le asemeje. 


-Shilcars-
LA NO REALIDAD DEL MUNDO TRIDIMENSIONAL 
En aspectos y planteamientos de un mundo tridimensional, en realidad 
deberíamos considerar la no existencia, la nada. 
Nuestro mundo tridimensional es nada. Es un pasaje ilusorio que, cual 
secuencia, nos marca un tiempo para aprender del mismo. Pero en definitiva 
no es nada. Nada es, y gracias a ello se puede crear esta realidad subjetiva. 
Me gustaría que comprendierais a fondo estas palabras. Para eso van a 
quedar de alguna forma archivadas a unos niveles en los que será factible 
aprehenderlas de nuevo y repasarlas. Que quedará muy clara la idea de 
que estamos en un mundo intangible, de que nada existe, excepto nuestro 
pensamiento trascendente. 
Porque el otro, el pensamiento intrascendente, tampoco es en realidad 
nada que no sea una historia común de aprendizaje, en el que las 
individualidades se suceden unas a otras. Y con esto quiero dar a entender 
que la repetición es constante. 
Es una rueda constante de apariciones y desapariciones, de actos y 
entreactos, en los que los figurantes, los protagonistas, están representando un 
papel que incluso se lo creen a pies juntillas, y por eso dan tanta importancia a 
este mundo, reflejo de unos sentidos ilusorios. Pero en realidad nada existe. 
Y, si acertamos a darnos cuenta de esa no realidad, empezaremos a crear 
un mundo real en nosotros mismos. Y esto significa un avance progresivo en 
vibración. Por decirlo de algún modo, nuestros estados de consciencia irán 
elevándose. Y en esta comprensión entraremos en un mundo de mayor 
vibración y, a la par, nos ayudará a fortalecernos en el convencimiento de 
que el mundo no existe realmente, y sí solo como un estado ilusorio.
En ese momento, nuestro conocimiento se habrá posicionado a través de 
una verdadera comprensión, y al hecho de considerarnos hermanos en un 
mismo teatro, en una misma secuencia. Y ese hermanamiento hará posible que 
entendamos todos, que en el fondo llevamos la divinidad en nuestro interior. 

LA RAZÓN DEL ABSOLUTO 
También para mí resulta difícil llegar a entender la razón exacta de nuestra 
existencia. Eso que denominamos la Nada. Y que conste que hablo de entender 
y no de comprender. Porque comprender a un nivel muy profundo, a un nivel 
de pensamiento trascendente, no hace falta. No es necesario entender la 
cuestión porque la misma se comprende y se asume en su totalidad. 
Ahí estamos en un mundo dual y en esa dualidad existen dos polos. El polo 
del intelecto y el polo del pensamiento trascendente, de la intuición y de la 
inspiración. 
A esa parte que forma la intelectualidad, le ha de resultar muy difícil 
entender en todo su contexto la razón de la Nada, del Absoluto, de la unidad 
absoluta, y de que todo el mundo que existe es ilusión. Porque el intelecto se 
basa en unos parámetros tridimensionales, en un cálculo matemático, 
aritmético, geométrico, y parte de una premisa que es la constante tiempoespacio. 
Ahí puede resultar muy difícil entender la cuestión. 
Pero nuestra obligación es comentarlo, explicarlo e intentar que en 
vuestra mente brille esa chispa de inspiración que haga posible que, por 
vosotros mismos, podáis ser conscientes de esa realidad absoluta y objetiva. 

UNOS PLANTEAMIENTOS ADIMENSIONALES 
¿De qué serviría ahora que hablásemos de textos sánscritos o de un 
conocimiento universal ya expuesto con anterioridad? Interesa que vuestra 
mente evolucione. Y debe evolucionar a partir de lo que no sabe. A partir 
de unos planteamientos adimensionales y, en ese conjunto que forma la 
universalidad del concepto de la nada, del no ser, del no estar, hallaremos 
complacencia a este espíritu inquieto de investigación y de perfeccionamiento. 
A través de la sabiduría gnóstica, en un contexto adimensional, 
hallaremos explicación a nuestras incógnitas. Pero debemos ser nosotros 
mismos quienes instemos esta pregunta y hallemos nuestra propia respuesta. 
Respuesta que no la voy a dar yo precisamente para no interferir en vuestros 
planteamientos tridimensionales. 




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