“VINISTE DE LAS ESTRELLAS, ¿LO RECUERDAS?”


CUENTO CÓSMICO SOBRE EL ORIGEN DE LOS SERES HUMANOS 
DEL PLANETA TIERRA
-Shilcars-

Estamos en estos momentos en una nave intergaláctica. Una
aeronave que transporta un material muy preciado. Un vehículo
aeroespacial de cierta trascendencia, porque ha sido creado
plasmáticamente. Pero sirve indudablemente a la función por la 
que ha sido creado.
Un vehículo aeroespacial, como digo, de aproximadamente 3000
metros de diámetro para que os hagáis una idea de cómo pueden ser esas
naves que cumplen un objetivo muy importante y trascendente.
En su interior, pues, estamos. Observando en primer lugar a sus
tripulantes, seres de una alta condición. Algo distintos de la morfología
humana a la que estamos acostumbrados. Seres muy altos, resplandecientes
como el oro, con facciones muy bondadosas, extremidades muy delgadas.
Están avisando al pasaje, a ese preciado pasaje que llevan en su
interior. Les están avisando porque se acerca el momento en que pueden ya
apreciar el contorno de lo que será su nuevo hogar. Les indican
amablemente que se asomen a las ventanas de la aeronave. Y al fondo
pueden ver un lindo planeta azul, una bella estampa en el cielo estrellado.
La nave se va acercando al planeta. Se observa una gran parte de
agua, y una zona que representa ser tierra, cubierta de vegetación.
Efectivamente, se trata de un planeta que está preparado para ser
habitado. Todos los pasajeros observan con ilusión la panorámica que se
ofrece desde el cielo. Y rápidamente acercándose a su objetivo.
Dicho pasaje procede de un mundo que ya no es del todo habitable,
porque su población ha llegado a un nivel evolutivo-vibracional en el que
es necesario que experimente en otro mundo distinto, con una vibración
diferente, digamos que más elevada.
Este es el primer viaje, seguirán muchos otros hasta que la totalidad
que está prevista teletransportar quede ultimada.
El pasaje es de raza negra. Seres hermosos que han ido despertando
progresivamente a la llamada del Cristo Cósmico.
Muchos otros de sus hermanos quedarán en su planeta de origen,
porque antes deberán pasar por todo un proceso para su despertar. Pero
estos, este primer envío, ya está preparado. Están preparados sus
integrantes para una nueva aventura en este planeta virgen, dispuesto para
ser habitado.
Como es lógico y natural, estamos hablando de un hecho que se
produjo hace cientos de miles de años, pero para el caso es lo mismo, 
no existe tiempo y espacio, todo está en un presente eterno.
Así que la nave avanzando rápidamente llega a aposentarse en dicho
planeta. Y los pasajeros van descendiendo y toman suelo. El suelo de su
nuevo hogar.
La nave, una vez ha descargado su preciosa carga, emprende el vuelo
de regreso. Se sabe, y saben todos, que habrá más viajes, que vendrán o
llegarán más hermanos para repoblar tan lindo paraíso.
Se despiden del pasaje diciéndoles, o mejor dicho, recordándoles, y a
modo de título del cuento, aquello de “Viniste de las estrellas, ¿lo
recuerdas?”
Esto es en principio lo que sucedió en este vuestro lindo planeta azul,
Esos primeros seres gozaban de ciertas capacidades. Dichos
hermanos eran muy respetuosos, y fueron muy respetuosos con el medio.
Tenían como digo ciertas capacidades, tanto, que podían incluso con el
pensamiento crear aquello que necesitaban. Pero desde un primer momento
su respeto por el medio les hizo aprovechar siempre lo que tenían a su
disposición. No debían temer a las fieras, porque aún el león más peligroso
o agresivo se volvía, ante su presencia, sumiso como un cordero.
Dominaban bien el medio, claro que sí, y fundaron auténticas
sociedades armónicas. Y fueron distribuyéndose por toda la geografía,
siendo su punto central lo que se conoce ahora como Mesopotamia.
Y en la medida en que fueron creciendo, fueron diseminándose por
toda la Tierra. La Tierra unida por distintos puntos.
Luego, más tarde, después de esa operación trascendente, llegaron
más hermanos de distintas civilizaciones que también aprovecharon la
energía vibratoria de vuestro planeta, de nuestro planeta, en definitiva.
Y sí puedo indicar ahora que todos los habitantes o nuevos
pobladores de este lindo planeta, conocían sus orígenes. Sabían y conocían
sus circunstancias, el porqué estaban aquí y hacia dónde iban o habían de ir.
En su ADN y cromosoma estaba impregnado el sello de su procedencia.
Ellos sabían que con el paso de los años y de las distintas secuencias
de vida, habrían de olvidarse, poco a poco, de sus orígenes. Lo sabían
desde un principio, pero sabían también que algo en ellos había quedado
impregnado. Algo que les serviría en el momento de más ceguera, de más
oscurantismo, de olvido muy profundo, les serviría, digo, de recordatorio y
poco a poco despertarían.
Además, sus tutores les habían indicado que iban recibir, en su
momento, numerosas señales en el cielo que les irían recordando esa oculta
realidad envuelta en una nube de pensamientos subjetivos, que recibirían
también información sobre la geometría sagrada, que en los campos
aparecería.
Así que, sabiendo todo eso fueron progresando y, con el paso de las
edades, lógico, a través de la ley de entropía, fueron olvidando sus
orígenes, hasta el día de hoy.
Aunque a día de hoy empiezan ya a aparecer las señales prometidas
en el cielo y los símbolos en los campos. Y el recordatorio empieza a
florecer.
Y aquí en el grupo Tseyor, esos pioneros a los que la Confederación
ama tanto porque son ellos mismos, también la geometría sagrada ha
entrado, y les ha dejado su símbolo.
Un símbolo que poco a poco, a través de la observación, pero no
simple observación, sino observación trascendente, observando
precisamente ese símbolo, que no es más que una eficaz herramienta para
investigar en la geometría sagrada, aquella que únicamente se entiende
cuando se trasciende, aquí el grupo Tseyor tiene también su recordatorio. Y
ese recordatorio cada vez se promueve con más fuerza, con más intensidad.
Amigos, hermanos, daos cuenta, tenéis un trabajo que llevar a cabo,
sin distinción, porque en vosotros, en vuestro interior más profundo, que
descubriréis con la bondad de vuestros actos, lleváis el sello de vuestros
orígenes.
Y aunque los orígenes han sido diversos, y cada uno puede tener su
sello muy particular enraizado, sí podemos decir a través de este cuento que
os hemos contado, que cualquiera de estos sellos os hará despertar, porque
verdaderamente esos símbolos están creados desde la adimensionalidad.
Son como digo de la geometría sagrada.
Cualquiera de ellos, con el que os encontréis, os servirá para el
despertar. Siempre y cuando no seáis individualidad, y sí unidad de
pensamiento en la hermandad.




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