"ES PRECISO, PUES, QUE CADA SER HUMANO REALICE 
SU PROPIO EXAMEN DE CONCIENCIA Y, POR MEDIO DE 
LA REFLEXIÓN ÍNTIMA DESCUBRA, SIN PRISA PERO SIN PAUSA, 
QUIEN ES REALMENTE Y QUE ES LO QUE QUIERE LLEGAR A SER"
-Melinus de Ganímedes-

Puede que resulte interesante permanecer en todo tiempo en estado de alerta, y
especialmente cuando en este Planeta todo parece que "toca fondo". Tengamos muy en
cuenta que las circunstancias de la vida, mudables de continuo, no tienen por qué sernos
favorables siempre. Vivimos influenciados por los signos de la Nueva Era y, por tanto,
hemos de procurar ser los protagonistas en activo del nuevo perfil que va a conformar 
la existencia humana.
Por todo ello, seamos prevenidos, que no quiere decir pesimistas, y reflexionemos
acerca de lo que sucedería si, como quién dice, en un abrir y cerrar de ojos se 
invirtieran los términos en nuestra habitual forma de vida, y ésta sufriera una importante
transformación con respecto a las normas que hasta ahora la han venido conformando.
Por naturaleza, en todo orden establecido por el Hombre, se hacen necesarias tarde o
temprano reformas más o menos sustanciales. Para ser del todo eficaz, la dinámica
humana exige siempre cambios que reorganicen, a través de una puesta al día, el propio
sistema. Y de este modo y aunque al principio aparezcan problemas más o menos difíciles
de solucionar, sin duda alguna deberán ser resueltos por el propio hombre 
si de avanzar se trata.

El éxito en la asimilación eficaz de los cambios dependerá, en primer lugar, de la
preparación de cada uno en especial. De lo más o menos despierto que se encuentre 
en el momento de afrontarlos. Por ello es preciso que permanezcamos siempre 
en un perfecto estado de observación.
Es preciso, pues, que cada ser humano realice su propio examen de conciencia y, 
por medio de la reflexión íntima descubra, sin prisa pero sin pausa, quién es 
realmente y qué es lo que quiere llegar a ser.
Cierto es, y sin exagerar, que vivimos inmersos en la confusión y el frenesí. Nuestra
vida se desenvuelve bajo el influjo psicológico de la sociedad de consumo. Nos fascina el
desarrollo de las nuevas tecnologías. Además la lucha, las más de las veces indiscriminada
por llegar a ser los primeros en todo, nos conduce al agotamiento y muchas veces a la
frustración. Y todo ello incluso antes de alcanzar el objetivo deseado.
Todo ese caudal de actitudes poco positivas frente a la vida impide que nos demos
cuenta, en profundidad, del mundo ilusorio que nos hemos fabricado. En especial, si nos
congratulamos de "privilegios" tales como estatus social, riqueza, poder... que habremos
conseguido de la sociedad en la que vivimos.
Esta anormal situación vivencial, nos lleva al extremo de dejar casi en el olvido un
fabuloso tesoro del cual, dicho sea de paso, somos los herederos universales. Se trata 
de nuestra Conciencia. Ese estado de íntima unión con el Todo que pocas veces
experimentamos plenamente a causa del alejamiento inconsciente del que 
nos hacemos víctimas.

Bien es cierto que a medida que nos separamos de la raíz íntima, cual es el olvido
temporal de nuestra realidad existencial, nos acercamos imprudentemente hacia el
escepticismo más absurdo. No nos detenemos a pensar que tal vez lo que 
consideramos una pérdida de tiempo, y por ello inútil, lo es únicamente por 
la poca atención que prestamos a tema tan trascendente como es el reflexionar 
sobre la vida que vivimos y la razón de la existencia misma.
Por regla general sucede que cuando nos mantenemos en ese estado de ignorancia
íntima, necesitamos cubrir ese vacío y buscamos otro tipo de sensaciones externas 
para satisfacer esa necesidad íntima de ser felices.
Y en el exterior buscamos esos estímulos en la creencia, por supuesto equivocada, que
allí se encuentra la felicidad. Cuando esto es un error, por cuanto lo que nos rodea nunca
va a procurarnos la autentica armonía y paz. La felicidad se encuentra en nuestro interior 
debemos y podemos hallarla si nos lo proponemos firmemente.
Por citar un ejemplo, la lucha o el esfuerzo y muchas veces el sacrificio, tal vez inútil,
esto último cada uno tiene que valorarlo, que supone perseguir cueste lo que cueste la
riqueza material o el poder. Ciertamente una fantasía que nos hace creer que con ello se
accede a una vida más segura y confortable. Recapacitemos: aunque a primera vista esa
pueda ser la impresión, perseguir ese tipo de riqueza no es lo que más nos interesa como
seres humanos.

Debemos llegar a comprender, de una vez y para siempre, que lo realmente importante
es la revolución pacífica de los sentidos, que son los que conforman nuestro estado mental.
Lo que quiere decir elevar nuestro nivel de consciencia,
La mente, una vez puesta enteramente bajo el control de nuestra voluntad, se convierte
en el medio más eficaz para evolucionar. Justo para llegar a conocer otros estadios
vibratorios que son la antesala de otras dimensiones, más allá de la física, pero que
pertenecen claro está, a la propia naturaleza del Infinito Espacio Creador y, por lo tanto,
también pertenecen al Hombre. Porque es posible advertir que en nosotros mismos existe
un gran potencial de sublimes recursos energéticos que podemos y debemos usar 
en completa libertad.

Lo temporal o material es eso: flor de un día. Más lo relativo al estado anímico o
espiritual del Hombre, escapa a todo límite de medida o tiempo: es pura eternidad.
Es indudable que para llevar a cabo cualquier actividad creativa y terminarla felizmente,
es necesario proveerse de voluntad y mucha paciencia, dedicando el suficiente 
esfuerzo y, las más de las veces, mucho sacrificio.
El ingrediente imprescindible para la realización auténtica de nuestra vida es, en primer
lugar, el amor conque nos manifestemos en nuestros actos de cada día, aparte por 
supuesto de una buena dosis de imaginación. La ausencia de alguna de estas premisas, 
trae como resultado final una incorrecta creación humana, dando al traste con la idea 
de mejora o realización íntima desde el punto de vista evolucionista.
Y si nuestro objetivo deriva hacia una misión de tanta trascendencia como puede ser la
evolución hacia una vida auténtica, rica en armonía y gozo, no hace falta decir que sin las
apuntadas premisas lo que obtengamos nunca será lo apetecido, por cuanto no habremos
disfrutado de la necesaria paz interior.

Para algunos, todo cuanto decimos tal vez les resulte un lenguaje ininteligible. Si ello es
así, solo queda sugerirles que reflexionen y que se insistan a sí mismos. 
Recordemos: "Pedid y se os dará".
Sólo en base a un gran esfuerzo de voluntad, paciencia y amor se accede a la
transformación íntima positiva y por ende evolucionista. Sin embargo, no es menos 
cierto que en estos tiempos que corren resulta muy difícil cambiar radicalmente 
nuestros esquemas mentales. Principalmente por la actual forma de vida que suele estar
estructurada de tal modo que a veces da la impresión que es imposible ceder del todo.
No obstante, respecto a lo que podemos denominar imposible ya Unamuno, nuestro
amado hermano, y en esta misma lengua, nos indica: "Quién no aspire a lo imposible,
apenas hará nada que valga la pena."

Ciertamente puede que no nos falte alimento externo conque cubrir nuestras necesidades
fisiológicas, aunque tal vez exista un abismo de desconocimiento entre el alimento conque
satisfacer nuestras necesidades físicas y el también alimento que debemos proporcionar a
nuestro espíritu. Intentemos equilibrar estos dos aspectos y llevemos a cabo esta gran
aventura cósmica puesto que, sin duda, nosotros mismos nos lo agradeceremos algún día.
Con Amor. Melinus.



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