NO OLVIDEMOS QUE EL HOMBRE ACTUAL, EL DE VUESTRA GENERACIÓN,
NO TIENE PORQUE APARECER EN MEDIO DE ESE MUNDO
CONFUSO Y DISPERSO,
PORQUE EN SU INTERIOR ANIDA LA LLAMA DE LA ESPIRITUALIDAD,
QUE LE HACE COMPATIBLE CON CUALQUIER HUMANO DE LA GALAXIA
-Sili-Nur-
Amigos, buenas noches.
Nosotros no enseñamos, sólo damos referencias y procuramos con ellas que la
persona, los grupos de contacto en definitiva que están a la “escucha”, aprendan
una nueva forma de ver la vida y sus circunstancias.
Circunstancias que a veces suelen aparecer algo difusas y confusas también,
ya que en esta época suelen disfrazarse de apocalípticas definiciones en algunos
casos y de abundante material filosófico en otras. Y ni una cosa ni otra.
En realidad, todo es más sencillo. Lo único que se pide es que el individuo
interiorice su pensamiento. Procure hallarse a sí mismo a través de él mismo,
con ayuda de la introspección, con ayuda de un pensamiento puesto en aras
de la búsqueda de la razón por la que está aquí, por la que ha venido.
Cualquier manifestación es producto de una mente que, hallándose en un punto
determinado de la escala holográfica, desea y precisa referenciarse para progresar
en el pensamiento de perfección. Por lo tanto, tendremos que convenir que ésta,
esa realidad que nos parece tan real y tangible, es una pura ilusión, aunque eficaz
para provecho de nuestro estado evolutivo.
Por lo tanto, cuando en el pensamiento afincamos la idea de que somos un ser, de
que somos esa chispa que de alguna forma ha generado el Uno para replicarse a sí
mismo y referenciarse, en definitiva es una apreciación intelectual en base a un
conformismo, a un determinismo. Porque la realidad es que ni eso somos. El Todo
está pergeñado de la Nada. Y así, nada es.
Mirad, debemos empezar a ser conscientes de nuestra nada. De que nada somos.
De que nada conocemos. De que nada sabemos. De que nada incluso, ignoramos.
Porque nada de eso nos es necesario ahora, en estos momentos, en esta época.
Si queremos avanzar, subir ese imaginario escalón vibratorio, debemos despojarnos
de todo conocimiento adquirido que no hayamos asimilado profundamente en nuestro
interior. Todo lo demás no va a servir, al contrario, va a entorpecer ese camino evolutivo.
Por lo tanto, también, os aconsejo que de alguna forma ignoréis pensamientos que
puedan inducir a un afincamiento de la personalidad, a un reforzamiento del yo. Porque
de alguna manera, estamos dando alimento al ego, a esa masa egoica añadida, a ese
pensamiento cambiante en el cual se precisa una autoobservación muy profunda para
conocerle y, de alguna forma, transmutarlo.
Es indudable, que el ser humano de esta generación, en ese cambio cósmico que se
está generando ya y es evidente a escala planetaria, necesita una transformación de
sus estructuras mentales. Y mientras éstas se apoyen en esas muletas de digamos
intelectualidad, el arrastre hacia las mismas va a ser muy difícil de poder desarraigar.
Está bien que conozcamos el funcionamiento de la mecánica, de la física, de la
química. Que conozcamos a nuestros antepasados, cómo pensaban, cómo veían su
realidad. Está bien que conozcamos en profundidad o no, determinados arquetipos
mentales, formulismos, lenguaje, etc. Pero yo intento haceros comprender que nada
de todo esto va a servir para ese salto evolutivo.
Pensad también, que todo aquello que podemos tocar, oír, ver; todo aquello
estático, físico; todo aquello que es perenne…, todo eso es falso. Porque la realidad,
el campo real al que debemos acceder por imperativo cósmico, por necesidad espiritual,
por cambio de Era, es aquello que no se ve, es aquello que no existe. Porque trascendiendo
ese espacio ilusorio, hallaremos la Nada. Pero, ¡oh paradoja!, en esa Nada recrearemos
nuestra realidad. Una realidad en constante movimiento, no estática,
aunque sí rica en procesos mentales.
Sin embargo, también soy consciente de que el tema es peliagudo, nada fácil y por
ello, a veces podemos pensar que es inalcanzable en cuanto a objetivos.
No obstante, os diré que todo planteamiento inicial puede desembocar en una
realidad palpable si usamos del oportuno conocimiento. Y cuando hablo de conocimiento,
me refiero al conocimiento interior. Nada es imposible si sabemos utilizar adecuadamente
las capacidades y posibilidades innatas que poseemos.
La mente es una herramienta que, una vez descubierta su intrínseca formación
heterogénea, nos es muy válida o puede ser muy válida para acceder a esos estadios
de conocimiento.
La utilidad que damos a la mente en nuestra actual situación, es inferior a la
capacidad real que de ella podemos obtener, y sin embargo, también es cierto que nos
cuesta mucho trabajo entender algunas cuestiones que pueden hacer de nuestra propia
capacidad de asimilación esa arma indestructible, cual es el pensamiento puesto en aras
de un perfeccionamiento espiritual.
Si tenemos en cuenta que nos basamos siempre en cuestiones referenciales, en
estructuras anquilosadas en la historia de los acontecimientos sucedidos, entonces
podemos averiguar que todo eso forma parte de un esquema mental.
Este esquema viene dirigido de alguna forma por la memoria, y ésta nos ayuda en
el desenvolvimiento en este mundo tridimensional: sus necesidades, su aplicación práctica,
el comunicarnos con nuestros semejantes... Todo eso es necesario que se argumente de
alguna forma a través de la memoria, porque sin ella todo ello no sería posible.
Ahora bien, estamos hablando de otro tipo de participación mental. Es una
participación en la que no se requiere la memoria, en la que no debemos pensar. Y no
infrinjo ninguna norma conductual si digo que la memoria no debemos utilizarla, porque
para el trabajo al que voy a referirme, no se necesita memoria.
Memoria es igual a pensamiento y para ese trabajo tan preciso, que desembocará
sin duda alguna en la realidad absoluta, la memoria, el pensamiento, el pensar en
definitiva, es lo que menos nos interesa.
Comprendamos definitivamente que pensar e intuir son incompatibles.
La inspiración, el componer una melodía, el crear una obra de arte, etc. no precisa
para ello pensamiento alguno y sí mucha inspiración, sinónimo de imaginación creativa.
Estamos hablando pues, de imaginación. De imaginación en mayúsculas. No
confundamos imaginar, lo cual es pensar en una estrategia, en un recurso económico,
financiero, en cómo resolver nuestras tareas diarias... Eso no es imaginación.
Eso es otra cosa.
Me refiero a imaginación creativa si queremos avanzar. Y estos tiempos lo son
para ello, que para eso hemos venido aquí en este tiempo, en este lugar. Para avanzar
juntos en la consecución de un objetivo. De un objetivo objetivo, valga la redundancia
y sirva esta expresión para dignificar objetivamente el rumbo que deseamos alcanzar.
Si este rumbo, si este paso que vamos a dar todos juntos, cuando esa masa crítica
que avanza lenta pero progresivamente hacia un contexto común de pensamiento unificado
esté lista, la decantación proveerá de los recursos suficientes, como para que cada uno de
nosotros tengamos la suficiente habilidad y capacidad para discernir entre lo objetivo y
subjetivo, entre, en comillas, lo “bueno” y lo “no tan bueno”. Y este punto llegará cuando
en su momento entendamos que no debemos pensar en la inspiración.
Cuando pretendamos actuar a un nivel tetradimensional, olvidaremos cualquier
referencia, cualquier pensamiento, cualquier idea preconcebida. Dejaremos la mente en
blanco porque ella es, como he dicho antes, la herramienta esencial que nos va a
transportar hacia ese otro mundo de color, donde la realidad se manifiesta a voluntad. Y
ese camino lo vamos a recorrer, lógicamente, con la mente en blanco pero con la mente.
Así pues, empecemos a pensar que esa mente, esa herramienta tan preciosa y tan
precisa que disponemos, debe regenerarse, debe “limpiarse”, de pensamientos
preconcebidos. Debemos, no erradicar al ego, porque esto es un error, pero sí debemos
ser lo suficientemente hábiles como para sortear la prepotencia egoica. Lo cual significa
nuestra personalidad multidividida.
En función de esta actitud, avanzar hacia ese mundo tetradimensional en el que
podremos compartir juntos, no ya esas esporádicas reuniones o esos fugaces y a veces
no tan fugaces avistamientos de nuestras naves, sino que podremos compartir, como
corresponde a humanos de esta generación, de esta nueva generación en ciernes, de todo
ese componente holográfico que nos brinda la Comunidad. Ese trabajo en el que la
Confederación está trabajando y viene trabajando desde hace muchos años, esperando
ese momento tan preciso y a la vez importante, cual es la unión de mentalidades.
No olvidemos que el hombre actual, el de vuestra generación, no tiene porque
aparecer en medio de ese mundo confuso y disperso, porque en su interior anida la llama
de la espiritualidad, que le hace compatible con cualquier humano de la galaxia.
Por tanto, entendamos que el hombre está en el lugar que no le corresponde.
Lo que corresponde ahora, es que avance hacia esa unificación planetaria.
Con amor. Sili-Nur.
Comentarios
Publicar un comentario